sábado, 7 de noviembre de 2009

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NOTICIA 20

El Planeta tiene ahora un nuevo vigilante en órbita

A 760 kilómetros de la superficie terrestre orbita desde este lunes el satélite franco-español SMOS, la nueva pupila galáctica de la Agencia Espacial Europea (ESA) para entender mejor las transformaciones del Planeta Azul.

El SMOS, segundo satélite del programa de seis misiones de observación de la Tierra de la ESA -dentro del programa Planeta Vivo-, se encargará de estudiar la salinidad de los océanos y la humedad del suelo terrestre, parámetros que servirán para ayudar a los científicos a predecir la evolución del cambio climático.
Con este proyecto múltiple, la Agencia pretende profundizar en el conocimiento del sistema de la Tierra y la forma en la que la actividad humana afecta en los procesos naturales del planeta.


Los datos relativos a la salinidad de la superficie marina que aporte el "Soil Moisture and Ocean Salinity" (SMOS) facilitarán la comprensión de las corrientes oceánicas, mientras que la información sobre la humedad del suelo favorecerá una mejor pronóstico de los acontecimientos meteorológicos.

En sus cinco años de vida útil, las "fotografías" que genere el SMOS -que se procesarán en el centro espacial de Villafranca, al noroeste de Madrid- beneficiarán, entre otros, a meteorólogos, marinos, agricultores, pescadores y agencias de gestión hidráulica.
"El océano guarda y transporta, vía las corrientes submarinas, enormes cantidades de calor" que la variación de la salinidad es capaz de desregular, acrecentando así el cambio climático, explica Pierre-Yves Le Traon, del instituto francés dedicado a investigar los mares.


Respecto al segundo de los cometidos del SMOS, conviene remarcar que "la disponibilidad de agua será un componente más importante en los cambios en los ecosistemas que la variación de la temperatura", señala Yann Kerr, uno de los responsables franceses de la misión.
Analizar la cantidad de agua de la superficie ayudará a distintos países a gestionar sus recursos acuíferos y a predecir los riesgos de incendios, las variaciones del clima y la posibilidad de plagas agrícolas, indicaron los responsables del proyecto.


A pesar de que la misión SMOS requirió una inversión de unos 300 millones de euros, se trata de una de las más baratas del programa de exploración de la Tierra de la ESA, agencia que goza para su funcionamiento de un presupuesto quinquenal de 10.000 millones de euros.










NOTICIA 19

La primera estrella que hizo "pump"

De su muerte, el mundo se enteró 13.000 millones de años después. Ocurrió en un universo naciente y turbulento que apenas cobraba forma.Sí, astrónomos acaban de percibir una explosión de rayos gamma ocurrida cuando el universo apenas tenía 630 millones de años después del Big Bang.Para la observación utilizaron el sistema de radiotelescopios de la Very Large Array. La gigantesca explosión, una de las más potentes conocidas, fue detectada el 23 de abril pasado por el satélite Swift de la Nasa.

Pronto los astrónomos intuyeron que se trataba de un suceso acontecido cuando el universo sólo tenía un 4 por ciento de su edad."La explosión provee una mirada sin precedentes a una era cuando el universo era muy joven y se estaban presentando drásticos cambios. La oscuridad primigenia comenzaba a ser perforada por la luz de las primeras estrellas y galaxias, que empezaban a tomar forma.

La estrella que explotó pertenecía a la primera generación de estrellas", explicó Dale Frail, del National Radio Astronomy Observatory (NRAO).Tras la primera señal de alerta, los astrónomos de todo el mundo dirigieron sus telescopios a ese punto para estudiar la explosión, denominada GRB 090423. La red VLA miró hacia el objeto al día siguiente y a la semana detectó las primeras ondas de radio y registró los cambios en el objeto, que se desvaneció dos meses después.Cuando cualquier persona mira al cielo, mira el pasado, pues está viendo las estrellas como eran cuando el rayo de luz que golpea sus ojos partió de ellas. Así, al mirar el Sol, se le ve como era 8 minutos antes, tiempo que tarda la luz en llegar hasta un observador.

Por eso es que se pueden observar cuerpos que vivieron hace miles de millones de años."Es importante estudiar estas explosiones con distintos tipos de telescopios. Nuestro grupo combinó datos del VLA con los de telescopios de rayos X e infrarrojo para reunir algunas de las condiciones físicas de la explosión", explicó Derek Fox, de Pennsylania State University.El resultado, publicado en Astrophysical Journal Letters, fue una mirada exclusiva al universo en sus primeras etapas, lo que no se hubiera podido lograr de manera independiente.La explosión, concluyeron, fue más energética que la mayoría de explosiones de rayos gamma, produjo un estallido casi esférico que se expandió por el medio gaseoso tenue y relativamente uniforme que rodeaba la estrella.Los astrónomos sospechan que las primeras estrellas del universo eran muy diferentes de las que se formaron después: más brillantes, más calientes y mucho más masivas.

La esperanza es encontrar evidencias de esos gigantes observando objetos tan o más distantes que GRB 090423.Y la mejor manera de distinguir esas lejanas generaciones de estrellas es estudiando su explosiva muerte, como en supernovas y explosiones de rayos gamma, como dijera Poonam Chandra, del Royal Military College of Canada, líder del grupo de científicos.





En la foto se aprecian algunas antenas de la red situada en Nuevo México (Estados Unidos). Es un dispositivo de 27 antenas, cada una con disco de 25 metros y peso de 209 toneladas.